La fecha, además pretende resaltar la relevancia del idioma español en el mundo, sirve para destacar la importancia de la literatura y la repercusión que esta tiene en los jóvenes.
Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), determinó que el 23 de abril de cada año se celebraría el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, buscando así rendir un homenaje internacional a los libros y autores, que han servido como generadores de desarrollo y progreso social y cultural de la humanidad.En cuanto a Colombia se refiere, el origen del Día del Idioma tiene sus inicios durante el gobierno del presidente Alfonso López Pumarejo, quien determino mediante el Decreto 707 de 1938, que se homenajearía al célebre escritor.
Cada año, la UNESCO y las tres organizaciones profesionales internacionales del mundo del libro (la Unión Internacional de Editores, la Federación Internacional de Libreros y la Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias) eligen una capital mundial del libro cuyo mandato empieza cada 23 de abril. Así, la iniciativa se añade a las celebraciones del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor y pone de manifiesto la colaboración entre los principales actores del sector del libro y el compromiso de las ciudades para promover el libro y la lectura.
¿Cómo se originó nuestro idioma?
La palabra idioma tiene su origen en Grecia y significa la manera de expresarse o el lenguaje usado para comunicarse unos con otros, entre los habitantes de un pueblo de una nación. Muchísimos han sido los idiomas utilizados en el mundo y de ellos, muchos también se han dejado de hablar. A estos se les llaman "lenguas muertas", la más famosa es el latín. Uno de los idiomas mas antiguos es el sánscrito, originario de la India donde fue el idioma nacional hasta el siglo III de nuestra era, o la lengua aramea.
La arqueología, la paleo-demografía y la geografía lingüística cada vez aportan nuevos datos acerca de la probable dispersión del hombre moderno desde las regiones lacustres de Africa hacia Asia, Australasia y América via Beringia. Al mismo tiempo, la actividad humana -fabricación de artefactos, intercambios comerciales, innovaciones culturales- forma parte del proceso general de adaptación de la especie. Por consiguiente, las lenguas han tenido que seguir la misma ruta que los hablantes y adaptarse a la necesidad de nombrar cada cosa del universo.
Los idiomas no son entes estáticos, sino que están en constante transformación. Para la muestra lo que ocurre con las jergas juveniles que hacen a diario ampliar el léxico de nuestro idioma. Las palabras se adaptan a las regiones y las costumbres de las personas y dependiendo de las vivencias de estas gentes le aportan nuevas definiciones. Nuestro bello idioma se originó en Castilla (España) hacia el siglo IX d. C, pero le tomó varios siglos para consolidarse como una lengua.
El idioma español se extiende hoy por todo el planeta, es la segunda lengua más importante del mundo y la tercera más hablada con 400 millones de habitantes nativos. El castellano, tal como hoy lo conocemos es fruto de un proceso de transformaciones de más de un milenio, que involucra a diversas lenguas de los habitantes de la Península Ibérica que se fueron modificando por influencia de los invasores romanos, godos y árabes. Hacia el final del siglo XV, con la unión de los reinos de Castilla y Aragón, que extendieron su dominio sobre la mayor parte de la península, la lengua de Castilla, el castellano, se fue imponiendo sobre otros idiomas y dialectos y fue traída a América por los conquistadores.
El español llegó al continente americano a través de los sucesivos viajes de Cristobal Colón y, luego, con las oleadas de colonizadores que buscaban en América nuevas oportunidades. En su intento por comunicarse con los indígenas, recurrieron al uso de gestos y luego a intérpretes europeos o a indígenas cautivos. Gracias a la interacción entre las múltiples culturas de América y los colonizadores, el español fue aprendido por los indígenas en gran parte del continente. Sin embargo, muchos pueblos conservaron sus lenguas, y aún hoy perduran en sus culturas, aunque también hablan castellano.